Comentario
El trabajo de la madera nos ha dejado pocas muestras debido a la facilidad de su destrucción. Sin embargo, debió ser un arte ampliamente extendido. Las puertas de Santa María del Capitolio o el crucifijo de san Jorge (Colonia, Schnütgen-Museum) son dos muestras de un arte que responde a una vieja tradición, aunque sus formas representen ya rasgos románicos. Se ha indicado repetidas veces que el acusado volumen de las figuras de las puertas se debe a su dependencia de las broncíneas de Hildesheim. Sin embargo, los trabajos de madera debieron tener su propia tradición.
Ya que la imaginería otoniana ocupaba un puesto de vanguardia en la concreción de los principales prototipos de las imágenes de culto, las figuras de la Virgen o de Cristo responden a la propia tradición germánica, en la que obras como el crucificado de San Jorge, 1061-1070, o la cabeza del Cristo de Tongeren, hacia 1070, son los eslabones que aseguran la continuidad sin interrupción de la escultura imaginera otoniana a la románica.